A todos los participantes:
Muchas gracias por participar siempre.
Les envío el mensaje de Masami-sensei durante la Reunión de Oración en Video del sábado 26 de julio.
《El mensaje de Masami-sensei》
Queridos todos, muy buenas tardes. Cada día, salgo unas ocho horas. En este caluroso Tokio, ¿por qué debo salir?
Lo que quiero contarles es que tengo una misión divina. Mientras rezo, purifico el sufrimiento y la tristeza que provienen de los hogares: personas que sufren sin que lo sepamos, que no pueden salir, que ni siquiera pueden ir de compras, ancianos, personas que viven entre árboles y la tierra. Escucho sus gritos silenciosos y los purifico.
Por eso camino unas ocho horas cada día, sin importar lo caluroso que esté Tokio. Mientras purifico, siento cuán grandioso es Japón. Las personas conectadas con Goi-sensei, incluso las que rezan acostadas, resuenan conmigo. Su energía se une a la mía, y les agradezco: “Gracias. Tu energía está llegando a otros.”
Cuando hago esto, no siento ni calor ni frío, ni tampoco cansancio. Mis pies siguen avanzando y no me invade la sensación de que ya he hecho suficiente.
Solo siento una profunda gratitud hacia tantas personas. Así es como Japón está siendo salvado. El mundo entero debe ser salvado también, pero muchas personas en Japón están conectadas con Goi-sensei, por eso están siendo salvadas.
La frase “Que la paz prevalezca en la Tierra” abarca a quienes aún no están conectados: personas en la India, los que sufren, los de países pobres. La oración llega a todos ellos.
No solo los que están conectados con Goi-sensei se salvan. Cuando rezamos “Gracias, espíritus y deidades guardianas” o “Que la paz prevalezca en la Tierra,” abrazamos los corazones de toda la humanidad: su dolor, su soledad, su vacío.
Aunque no seamos conscientes, simplemente rezar “Que la paz prevalezca en la Tierra” tiene un profundo significado. Esa sola frase llega a muchas personas en todo el mundo, incluso a quienes no la conocen.
Aunque mi cuerpo se ha debilitado, y casi no puedo comer, me he fortalecido. No por orden de Goi-sensei, sino por mi propia voluntad.
Así está cambiando Japón. No es que Japón sea especial, sino que hay muchos miembros conectados con las enseñanzas de Goi-sensei. Gracias a esos miembros, muchas otras personas—de otros países incluso—reciben la vibración de sus oraciones, incluso cuando ustedes están en cama, sufriendo, rezando desde casa “Que la paz prevalezca en la Tierra.”
Por eso quiero decir esto: miembros, ustedes siempre están rezando sin cesar—no solo sentados, sino también en su vida diaria. Naturalmente, sus corazones emanan “Que la paz prevalezca en la Tierra.”
No necesitan decirlo en voz alta—al ver cómo viven con el corazón centrado, siento cuánto poder tienen las enseñanzas de Goi-sensei.
Hoy no pensaba hablar, pero me uní porque quería compartir que las oraciones de ustedes están llegando a muchos—pobres, personas que sufren—sin que ellos lo sepan.
Cuando oramos así, incluso aquellos con corazones empobrecidos reciben energía, y en lugar de ir hacia la violencia o la guerra, se dirigen hacia su propia divinidad.
La grandeza del ser humano está en esas profundas conexiones que nos sostienen. Aunque vivamos en Japón, hay personas en muchos países que también oran por la paz mundial.
Así que quiero decir: muchas gracias por todo hasta ahora.
Aunque estén enfermos o con dificultades, y salgan al calor a trabajar o hacer compras—no solo para ustedes, sino por el mundo—están salvando a muchos del sufrimiento.
Ese mérito se les devolverá como bendición divina de Goi-sensei. Estoy feliz de haber escuchado sus palabras hoy. Gracias siempre, y sigamos adelante juntos.
Juntos, sigamos difundiendo las enseñanzas de Goi-sensei a más personas.
Cuídense mucho. Pase lo que pase, todo estará bien. No importa el calor o el dolor, si rezamos, siempre encontraremos alivio. La conciencia corporal se desvanecerá.
Sigamos juntos. Hasta luego.
FIN